SEGMENTO-REFLEXION : LA FRANJA AMARILLA



SEGMENTO-REFLEXIÓN : ¿ DONDE ESTA LA FRANJA AMARILLA? , William Ospina

Colombia es un país privilegiado que cuenta con una gran cantidad de recursos naturales que demuestran su riqueza. Habitan el país una cantidad de personas buenas, amables, con una mezcla cultural y unos valores que causan admiración de los extranjeros que visitan nuestra tierra. El escritor William Ospina intenta explicar en su ensayo” ¿Dónde está la franja amarilla?” la posibles causas del conflicto armado que vive el país.
El conflicto armado de Colombia tiene sus orígenes en el manejo del poder que han dado los gobernantes al país. Ospina también afirma que falta en Colombia una conciencia ciudadana que permita a los colombianos votar por personas que de verdad gobiernen para el beneficio de todo el país. Aunque se dice que la criminalidad surge desde el nacimiento de nuestra raza, Ospina sostiene que todos los países han pasado por esos momentos de violencia y no se explica esto necesariamente por que sean razas perversas.
Ospina sostiene que lo que el país vive es el desencadenamiento de numerosos problemas represados que nuestra sociedad nunca afrontó con valentía y sensatez. Añade que cuando una sociedad no es capaz de realizar a tiempo las reformas que el orden social le exige para su continuidad, la historia las resuelve a su manera. En nuestro país no se ha reflexionado aún sobre la construcción de un proyecto de nación, sobre el lugar que quiere ocupar en el ámbito mundial. Los líderes que intentaron cambiar la nación y proponer salidas políticas democráticas fueron aniquilados por sus contradictores y nadie se atrevió a hablar sobre esto.
Otro aspecto que resalto del ensayo de este escritor tolimense es que asegura que el país está en manos de unos gobernantes que buscan es su beneficio propio, negociantes, vividores que no buscan la grandeza de la nación. Esta dinámica existe desde la  época de la colonia, desde cuando los gobernantes discriminaban a los negros, los indígenas, los de menor condición económica y algunos de ellos veneraban como dioses a sus gobernantes. Nunca se pensó en Colombia como en un país diverso, en donde se compartiera solidariamente, se desarrollara su composición social y cultural y se trabajara como una empresa para buscar el desarrollo del país ante el mundo.
Desde los tiempos coloniales, los gobernantes ha vivido como reyes, apartados del pueblo de quien exigen  veneración a ciegas. A los pobres se acercan solamente cuando necesitan comprar los votos para seguir gobernando y enriqueciéndose. Lo anterior va unido a los privilegios que desde los comienzos de nuestro país se le dieron a los miembros altos del establecimiento militar porque los gobiernos necesitaban brazo fuerte para hacer frente a las rebeliones. Es decir, les convenía tener un pueblo dispuesto a serviles y que  no los criticara ni intentara sacarlos del poder. Esto porque la fuerza es necesaria para mantener un régimen y el orden social.
Cabe resalta igualmente lo valioso que fue para el país el desarrollo de la expedición botánica, lo cual ayudó a que se valorara mejor en el país la gran cantidad de recursos naturales. Esto llevó igualmente a la independencia pero no se logró llegar más allá para la conformación de un proyecto de nación incluyente y un plan de desarrollo de acuerdo con el contexto natural. Aunque se conoce lo valioso de todos los recurso naturales del país, los políticos no son capaces de evitar el saqueo que las grandes multinacionales hacen de los recursos naturales. Hoy vemos que la situación sigue de mal en peor, pues incluso el río más importante como el Magdalena ha sido vendido para experimentos y usado en la construcción de represas que siguen dañando el medio ambiente.
La tendencia de vender el país ante las grandes potencias viene desde esa época colonial, pues a los gobernantes les convenía que los recursos naturales fueran explotados y          quedarse ellos con donaciones de las grandes multinacionales. El competir libremente significaba entregar nuestra economía sin protección y sin escrúpulo a los mercados internacionales. Ahora estamos comenzando a ver los efectos de estos fenómenos como los TLC que aprobaron  los gobiernos anteriores y este del señor Santos. Nuestros campesinos está más pobres y los  productos siguen costosos y lo que importan en algunos casos es de mala calidad.
Los jóvenes necesitamos despertarnos y organizarnos para lograr que la ciudadanía tenga una conciencia que vote inteligentemente por gobernantes que busquen mejores cosas para nuestro país y que defiendan con dignidad nuestros recursos y nos lleven a ser una Colombia de verdad próspera.
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